Fotografiaba fuegos, nadie lo hacía como él. Muchos lo habían intentado, pero el momento de la chispa, la sinceridad de la llama, los amaneceres naranjas en sus sombras, lo amable del calor, los azules más extranjeros, atardeceres en Vulcano, fraguas escondidas, catedrales de cenizas, él lo encontraba.
Daba igual que fuese en la chispa de un herrero, la hoguera del refugio de los amantes en la montaña o una supernova muriendo.
Dicen incluso que consiguió la imagen de la combustión primigenia, y hasta el reflejo del fuego en las lágrimas del bibliotecario de Alejandría.
Fotografiaba fuegos, muchos lo habían intentado, pero nadie lo hacía como él.
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perfecto él
Lo se...
K.