alguien espera a alguien
alguien espera a alguien
hablaré de tu muerte el día que resucites
rotas ya las vestiduras
noches insomnes en el suelo
invierno prematuro
corregiré nuestras ausencias en lo hondo de los vasos
si no resucitas
no hablaré
nunca
el otoño empieza a llamar al invierno
como el gris llama al negro
como el canto de un lobo
arrulla a su cría
hoy es un día de melodías tranquilas
Fotografiaba fuegos, nadie lo hacía como él. Muchos lo habían intentado, pero el momento de la chispa, la sinceridad de la llama, los amaneceres naranjas en sus sombras, lo amable del calor, los azules más extranjeros, atardeceres en Vulcano, fraguas escondidas, catedrales de cenizas, él lo encontraba.
Daba igual que fuese en la chispa de un herrero, la hoguera del refugio de los amantes en la montaña o una supernova muriendo.
Dicen incluso que consiguió la imagen de la combustión primigenia, y hasta el reflejo del fuego en las lágrimas del bibliotecario de Alejandría.
Fotografiaba fuegos, muchos lo habían intentado, pero nadie lo hacía como él.
se nos escapó el verano
otra vez
ayer se presentó el frío
otra vez
no dejemos que se escape
tampoco el invierno
esta vez
una creación en colaboración con puxle:
http://www.flickr.com/photos/puxle/
Musica: "hjertebarn" por Under Byen
el día es como un vagón sin parada
arrastrado por la máquina de las agujas
de un reloj implacable
el amanecer augura la tortura que falta
hasta la noche amada
y la noche a veces
deja de amar
el día es como una espera desolada
de desiertos inabarcables
sin camellos
ni oasis
el día a veces se hace insoportable
la noche después
cuando llega
es como morir sin permiso
de mi mismo
si me dejase seducir por los cantos
los sonidos
los logros
la fuerza de gravedad
si no me alejara de la piel
y el llanto
si permaneciera en la tierra
y escupiera los cielos
si me incendiase en vientos árticos
volvería algún día
a la conciencia del desamparo
tener miedo
es tener vida
admitir el terror
es admitir lo transigente
de los errores
decir: yo temo
es declarar: yo soy vulnerable
sentirse humano
es aprender a equivocarse
con uno
con lo demás
ser humano
es aprender a des-equivocarse
cada día más
cada día menos
tener miedo
a la derrota
a la victoria
es lo mismo que confesar
que duelen las derrotas
que se añoran las victorias
a veces
decir: se quien soy
es admitir
que se quiere ser
algo
alguien
no saber quien es ese alguien
es el primer paso
para quererse encontrar
quizás
en las derrotas
quizás
en las victorias
de uno
tener miedo
es temerse
el día que todas las pieles fueron una piel
decidí dejar de acariciarlas
el día que la esperanza de fundirme con la piel deseada
escapó como una brisa
dejé de sentir deseo
por más pieles
por más brisas
la fe se evaporó a cada orgasmo
inutil
descansaré en el verano de mi cuerpo
tomaré vacaciones de sudores compartidos
enterraré esta máquina de esperma
infértil de sentido
por tiempo indefinido
ateo de deseo
creyente de soles y lunas
duerman los cuerpos
despierten las almas
déjame sustituirte en las lágrimas
y combinar mis sonrisas en la tuya
déjame arrastrarte por esta playa
de joyas y presentes
hasta la última arena
concédeme el nadarte en mar abierto
y
cerremos con tres candados
el pasado
mastiquemos las llaves
traguémonos los dientes
para que entre más aire
más sal
en los pulmones compartidos
déjame subir hasta lo más bajo de ti
perdonarnos
para desenterrar
futuras playas
y si no me dejas
no importa
yo seguiré
en la arena
masticando llaves
Hace poco me topé con un recuerdo familiar, más bien un objeto presente en infancia, no es que estuviera escondido, simplemente volví a mirarlo, es de esos objetos que acumulan costumbre de tanto pasar a su lado y al final aun estando frente a nosotros un buen día dejamos de verlos. Es un jarrón, blanco, de esos que en las películas antiguas usaban para darse un baño, fina porcelana blanca manchada por pintados ramilletes de florecillas rosas y violetas. No recordé el objeto en si, ni me vinieron a la mente mil imágenes de la infancia, si, el hecho del porqué el pico del jarrón estaba partido, pegado torpemente.
Un día, contaría con siete u ocho años, me vi en una de mis innumerables tardes solitarias mientras mi madre estudiaba en la universidad (tenía mis propias llaves y me quedaba sólo en casa desde que tengo recuerdos, y lo disfrutaba mucho) estaba jugando al fútbol contra mi mismo en el salón, algo que por supuesto tenía prohibido (creo que era lo único que tenía prohibido, eso y abrir la puerta a extraños), y como era de esperar tarde o temprano se produciría alguna baja, ese fue el día elegido, tras un tremendo chut, y con una precisión propia de un jugador de primera, acerté en el jarrón, cayó de su preciosa base, también de porcelana, y estrepitosamente dio contra el suelo, menos mal que teníamos moqueta, aun así el único daño era más que evidente, el pico se había roto, tras descongelarme del miedo inicial de imaginarme contándoselo a mi madre, me di cuenta de que quedaba al menos una hora hasta su vuelta, y como buen niño tenía que ocultar el crimen a toda costa, negándolo rotundamente si era necesario, tras sopesar las posibilidades (extraterrestres, un ladrón secreto que entró por la ventana, un insólito viento, un sin querer poco creíble, ya que el lugar donde se encontraba el jarrón era relativamente inaccesible por mi baja altura, etc… nunca me faltó imaginación ) fui corriendo por pegamento, hice lo que pude, aunque la herida era muy evidente. No se le escapó a mi madre, y la reprimenda fue justificada, hasta con siete u ocho años podía entenderlo:
- “maxiiiiiiiiito, para las pocas cosas que te pido que no hagas”, dijo mi madre.
Siempre esas reprimendas que abogaban por mi propia culpa y responsabilidad hacían más efecto que un grito o castigo. Y claro, bajé la mirada y me sentí como el culo, al parecer era un antiguo recuerdo de la abuelita, a la que dicho sea de paso, quería mucho.
Hasta ahí el recuerdo, y el otro día contemplando esa huella de una de mis primeras cagadas, con más de 30 años, me vino la siguiente reflexión.
Me di cuenta que el jarrón había sobrevivido con bastante decoro, que la herida no era para tanto, pero no se porqué motivo algo me llamaba la atención, era el hecho de que ya no estaba “íntegro”, bastaba una pequeña herida para que perdiese gran parte de su belleza. Imaginé un jarrón más dañado todavía, roto en decenas de pedazos y recompuesto, quizás pudiera continuar con su función igual antes que después de ser pegado trozo a trozo, quizás el jarrón siga siendo jarrón, pero algo, inevitablemente ya se había perdido.
Una ruptura puede ser reparable, pero las huellas no.
Claro, me fue imposible no extrapolar esta reflexión a parcelas de mi vida.
Muchas veces me rompí, hace poco más de un año me quebré del todo, en decenas de pedazos, supongo que estaba contendiendo mucha energía de cosas mas antiguas y bastó un pequeño chut infantil para destrozarme, mi suelo en los últimos años no era de moqueta precisamente, el ruido fue grande, las piezas muchas, y esparcidas por todos lados.
Y si, la vida nos va pegando trozo a trozo, salvo la muerte, todas las demás heridas cicatrizan, todas las piezas vuelven a encajar, pero las huellas… ¡ay las huellas! esas no desaparecen.
Roto, pegado, reconstruido,
si,
pero quiero seguir pensando
que sigo siendo jarrón,
eso es lo que quiero pensar
me esfuerzo cada minuto
en no olvidarlo.
del nacimiento primero
hasta la causa última
se dibujó curvilínea una chispa a si misma
prendiendo un vacío anterior
se auto-devoró el silencio
engullido en un grito
(incontestablemente mudo)
y resaltó un sonido
leve como una gota de luz
minúsculo como la lágrima de lo ínfimo
se pronunció una letra primero
tímido alef primigenio
acarició una conjunción
después
confirmando que hubo algo
antes del todo
que no existía
antes de ser
una palabra
tras un pensamiento
que todo lo creó
se desgajaron de la inconmensurable curva
que abarcaba todos los universos
pequeñas vibraciones
que rozando un ojo
que eran ya en ese momento millones
se abrieron a su primera visión
todo lo conocido
en todos los futuros
en todos los pasados
y todos los presentes
fue visto
antes de que el tiempo
tejiese su arquitectura
en una fracción de segundo
eterna
todo esto ocurrió
mucho antes de la piel
la sangre
y de Dios
estrujar la carne con las manos, limar los huesos con los dientes
amasar los músculos con fuerza, arrancar la piel con las uñas
desterrar la lejanía
con ganas de devorar hasta el deseo
sudando
respirarse mutuamente hasta formar un sólo pulmón
confiar tanto que uno se inyectaría veneno en la sangre
si eso salvara la vida del otro
cada beso como un juramento
eso debe ser
amor de verdad
asfixiar los ruegos de silencio
incomprender
tramitar mentiras que crecen exponencialmente
no admitir necesidades ajenas
hacer el amor por deber del otro
no por el placer de uno
asfixiarse en lagos de lágrimas mutuas
jugar con la confianza tras una trinchera de miedos
eso debe ser no amar
o no saber como
amar en la distancia
es como no amar
o no poder
Siete u ocho camas blancas a mi derecha, diez o doce camas blancas a mi izquierda, en mi nuevo bautismo yo era el ocho, “pip, pip, pip”, un mostrador pulcramente informatizado delante, luces de neón las 24 horas, tres o cuatro médicos revisando vidas en pantallas, dando órdenes a lacayos de batas verdes y otros de batas azules, jerarquías de colores de este micromundo, “pip, pip, pip”, camilleros que entraban y salían dejando más mercancías que salvar, cirujanos de paso, familiares más agónicos que algunos enfermos, aquí la divinidad guiñaba un ojo a los trabajadores del lugar, o eso creían ellos, policías, enfermeros, guardias de seguridad, estudiantes de medicina (futuros guiños de Dios), especialistas, auxiliares, limpiadores de caca (lo único con color y olor real en este lugar), estiradores de sábanas, entregadores de comidas blancas, insípidas, cirujanos, internos, residentes, “pip, pip, pip”, detrás del mostrador de los médicos con las cabezas metidas en pantallas (que parecía la recepción de un hotel, sólo que en vez de elegir habitación uno elige dolores y enfermedades varias y en vez de llaves te dan cuadros médicos y diagnósticos, no siempre la habitación que uno querría) había un cubículo iluminado por una luz brillante de puertas corredizas transparentes, lleno de cajas, cajitas y cajones, remedios para todo tipo de dolencias urgentes, parches para todo tipo de pruebas urgentes, urgentes necesidades en forma de pastillas y electrodos para alargar las vidas más de lo necesario, “pip, pip, pip”, me preguntaba si algún árbol de algún bosque hace lo posible por salvar a otro de su caída por asesinato de leñadores, por rayo impertinente, o por vejez natural, me preguntaba si habría alguna micro-jerarquía de animales en algún hábitat dedicado a salvar la vida a otros animales, no, eso nunca existió ni en 4000 años de evolución en la tierra, o al menos, no ví ningún documental al respecto, “pip, pip, pip”.
Observaba aterrorizado desde mi parcela numero ocho (tenía una magnífica vista central), y me preguntaba si esto es ser humanidad, proteger hasta las ultimas consecuencias al semejante, suena romántico, si, lo reconozco, pero lo romántico casi nunca fue real, al menos para mi, que humanidad mas rara, pensaba, después de todo, la sensación de salvar al final sólo salva al salvador creando automáticamente una nueva víctima involuntaria, los salvadores nos alargan la vida sin motivo, mejor dicho, sin preguntar, mejor dicho, para alargar su propio bienestar, liberar de la muerte a los demás debe ser para ellos como regalarse esperanzas de que al final serán ellos también salvados, o que ganan puntos en alguna especie juego ético inventado por ellos, “pip, pip, pip”, sólo los vivos lloran, “pip, pip, pip”, asisten a funerales, “pip, pip, pip”, pero curiosamente, rara vez se convoca un grupo de personas para asistir a un parto, “pip, pip, pip”.
Se toma demasiadas veces el dolor como constante y la propia vida de cada uno como medida de “lo que debe ser vivir”, o “una vida plena”, cuando en realidad son los enfermos, las víctimas, las que salvan a sus salvadores, los lisiados son los que dan sentido a sus cuidadores, los perros los que sacan a pasear a los dueños, los hijos a los padres, los esclavos al emperador, salvar, ayudar, dominar, en definitiva, ejercer control, es un agradable motivo para volver más contento y satisfecho a casa.
Ya pinchado y monitorizado veía a estos samaritanos con batas multicolor ir de un lado a otro, y para que queden bien claras y diferenciadas las categorías del lugar, a nosotros los enfermos, los “necesitados”, nos entregan otro uniforme, por llamarlo así, diferente, un trozo de tela con el culo al aire. Son los muertos los que salvan a los vivos, es el miedo lo que hace interesante la vida, la muerte mantiene la vida, la vida por si sola es huérfana sin su imprescindible muerte.
“Pip, pip, pip, NIII NOOOO, NIII NOOOO” el sonido constante de alguna máquina se convirtió en alarma, rompió el compás de las vidas que marcaban “pip pipes” perfectamente simétricos, unos más lejos que otros formaban entre todos un compás al que uno se acostumbraba, hasta pensé en un momento dado que mi corazón bailaba a ese mismo ritmo, bailaba con decenas de vidas al mismo tiempo, éramos todos una sola vida acompasada, y frágil, a momentos, corrieron uniformes de todos los colores hacia esa estridencia, un sonido horrible pensé para escuchar antes de morir, tantas preguntas que le hacen a uno al ingresar en una sala de urgencias, podrían preguntar también “¿Qué música/sonido desearía escuchar en caso de inminente deceso?”.
Tras el mostrador, tras el cubículo-santuario de remedios, había otro mostrador, y otra sala, más camas blancas, otros ritmos, más batas, la misma luz de neón.
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip…
Sólo los vivos lloran.
desde que te fuiste
me fui
desde que me dejaste
me dejé
más mentías
más creía
desde que me mataste
morí
desde que te mataste
desapareciste
que tranquilizador
descubrir
que en todo
coincidimos
si hubieses creído en mi como crees en tu tierra
en tu patria
si hubieses creído en mi como creíste en el dolor de tu fantasía
en el olor de tu miedo
en el arte de tus manos
en mi arte
en mis manos
si hubieses creído en las mismas palabras que prometías
(no hacía falta ni siquiera que creyeras en ti
sólo en esas palabras
un poquito)
si hubieses creído en mi como creíste en tus falsos salvavidas
el los que elegiste sin pistolas en tu sien, sin torturas
voluntariamente
repetidamente
altares de papel
frágiles
si la distancia no hubiese sido un escondite
sino una oportunidad
una aventura
para que el credo crezca es necesario regarlo
con verdades
aunque duelan
para que el credo madure
no se empiezan guerras civiles
si hubieses creído en mi de verdad
con la sangre y la rabia de testigos
yo hubiese creído en mi también
nosotros hubiésemos creído en nosotros
el altar no sería frágil
de papel
es que el credo es frágil
hay que saber cuidarlo
guerra civil
no quedó ni un sólo soldado en pie
murió el batallón de lo posible
el comando de lo factible
la brigada fantasía
el regimiento esperanza
tan sólo sobrevivió un general desquiciado
dando ordenes al viento
incapaz de reconocer que al final
no hubo
ni vencedores
ni vencidos
la complejidad de la victoria
la sencillez de la derrota
se enfrentaron
a la tiranía de la esperanza
a lo espeso de la sangre
blanco de verdad
blanco de mentira
blanco de pureza
blanco que se fue
blanco que nunca vino
claro como un Dios
limpio como un amor
sobrio como un bebé
blanco uniforme de enfermera
que vigila mi vida
para que no escape mi muerte
blanco del cubículo que me sujeta
sin preguntar
a una cama blanca
blanca luz intrépida
filtrada de un mundo color blanco
sucio
blanco de verdad
blanco de mentira
blancos en la noche
de constelaciónes
de neónes
de llamadas como faros
lejanos
del brillo de tu cuerpo
en la almohada de un recuerdo
lejano
casi difuso
blanco
la soledad es una habitación de hotel
sin número
en un lugar desconocido
en el que no se estuvo antes
al que nunca se va a volver
la (mi) soledad es un dolor infinito
punzante sensación que se hace amiga
tan habitual
que pasa de “dolor”
a “molestia”
de ahí a “costumbre”
y al final se hace “tradicional”
porque llega un momento
en el que no recuerdo
como se vivía sin dolor
antes…
la (mi) soledad
es lo contrario a una bandada de pájaros
es el antónimo de manada
lo opuesto a diálogo
lenguaje
reencuentro
mi soledad se hizo tradición
sin darme cuenta
casi sin querer
en la habitación de un hotel
¿donde quedan los límites?
los sueños acaban donde la realidad empieza
¿en que mierda se convirtió la palabra: libertad?
eso, en sólo una palabra
en mierda
¿quién dicta que sinfonía es la adecuada?
¿cuándo ha de sonar, dónde, a que tempo?
soy mi director, toco mi música
donde y cuando quiero
mis pasos serán mi tempo
¿dónde quedan los demás, lo demás…?
no los veo, no lo veo
si, ya se, todo está conectado a todo
cada átomo de este universo es mi hermano
pero estoy ciego
de ver
de sentir
seco
de ser
de percibir
huérfano
del pasado
sin temor al futuro
sin expectativas desaparecen los llantos
no queda nada por lo que llorar
perdí el respeto
a mi primero
a mi segundo
y a todo lo que no es "mi" tercero
mis límites son mis principios
mis principios serán mi final
lo se
lo intuyo
no importa
queda un día más…
jugar a ser un juego
redondo como un planeta pintado
en la tez de un niño
del color que el elija
moverse rápido como un halcón
nadar ingrávido entre la espuma
bailar como una hoja
besar como una flor
sin abandonar nunca la sonrisa
nunca
el niño
hay ángeles en espera
formando colas entre las nubes y el metal
invisibles acarician lo único que pueden
lo invisible también
llegar al cielo es ser toda esa nada
invisible
de momentos angelicales
sin esperas
la acústica de las figuras
sobre paredes repintadas
envuelve el sonido de un pincel
la canción de un lienzo vacío
antes..
ahora mis ojos
Me declaro fan total y absoluto de Falete... canta, siente, llora y se desgarra al mismo tiempo como nadie cuando abre la boca...
Llevo dias con esta canción poniénose una y otra vez....
me re-creé en mis creaciones
las pensé una
a
una
revisadas como hormigas con lupa
no se lanzo ni una sóla penumbra
a ningún verso descompuesto
ni aclamaron colores las imágenes
antes paridas en la mente
en el instante
creaciones re-creadas
desde el filo de lo vacuo
en lo insípido de la memoria
a veces
otras simplemente
desmemoriadas
inútiles
ingenuas
muchas postergadas
me acordé de una canción vieja
que cantaba de niño
una melodía más vieja
que el niño que la cantaba
respuestas ebrias a planteamientos
de razones oblicuas
respuestas susceptibles
a no ser nunca respondidas
hoy
quizás mañana
un final paralelo
no es un final
más bien una confluencia infinita
de conclusión condenada
a no acabar nunca
un roce permanente
un anhelo inapelable
disciplinado
un principio tangente
corre el riesgo
de cruzarse demasiado pronto
no curvarse nunca
pasando de largo
del punto de la intersección
largamente esperada
menos mal que no todo son rectas
las perspectivas son siempre
como las esperanzas:
poliédricas
los caminos como las posibilidades:
curvilíneas
Era una casa curiosa, no se podía abrir una ventana, sin cerrar la puerta antes, no se podía dejar abierta la puerta, sin cerrar todas las ventanas; y todos los habitantes de la casa querían lo mismo: que corra el aire.
Pero la casa no les dejaba.
se correspondía una carta con otra carta
ya ni se recuerda que fue lo primero
la pregunta
la respuesta
se hacía un silencio como un bucle
a cada carta esperada
las líneas se dictaban solas
las soledades durante las esperas
alineaban dictados
adelantando las preguntas a las respuestas venideras
las respuestas a las preguntas factibles
hasta que todo fue
una sóla carta
que ya nadie esperaba
me molestó el instante
subrayado de onomatopeyas
me jodió caerme
me jodíó tener que levantarme
subrayado
toda la historia
de nosotros
la que fue
la que no puede ser
es un punto verde
me quedo a veces mirándolo
en silencio
al borde de convertir mi punto gris
en otro verde
toda la historia
de nosotros
la que pudo ser
es dos puntos verdes
hay un lugar donde aún se reza
de verdad
donde la fe sigue siendo responsabilidad
la esperanza maná
el fervor palabra común
los niños tienen la misma sonrisa que un adulto
y siguen siendo niños
los adultos siguen riendo como niños
y son adultos
dicen “Dios” en muchas lenguas
hasta en el idioma del silencio
hay un lugar al que se accede una vez
sólo camino de ida
solamente el necio abandona ese lugar
y si uno se va
el camino de vuelta desaparece
hay un lugar donde el viento es música
el aire
sólo el aire
motivo de alegría
las camas y las almohadas
rellenas de pétalos de flores
azules, malvas, cobrizas
el mar y los rios acarician como nubes
el cielo se pinta a cada segundo
con trillones de tonos mar
de un salto se llega a cualquier sitio
querer y poder son sinónimos
no existen en los diccionarios palabras como:
tristeza
herida
abandono
ni los prefijos:
a-
contra-
anti-
des-
en las armonías casi no se emplean los modos menores
el concepto de sueño y realidad se funde
como dos amantes excelentes
se funden
se forma un vocablo impronunciable
sólo sabido por los habitantes de ese lugar
inconcebible aqui
ese lugar lo vi
una vez
volví
ya no está
por necio
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