discutir
dirimir
querer saber
entender
sufrir/amar
a lo mejor se me olvidó
prender alguna vela
a mi me fallé
a ti te arrastré
y no se si no voy a seguir fallándo-me
y a ti
no quiero seguir arrastrándote
así que digo adiós
o
hasta que deje de fallar
I
desperté
no abrí los ojos poco a poco
lo hice bruscamente
y fue como un relámpago dentro de mí
no podía ver nada
la luz quemaba
volví a cerrarlos
ahí encontré una nueva calma
entonces por fin entendí, sentí
más allá de las teorias:
no es con los ojos con lo que se ve
la mirada engaña
vemos como nos enseñaron a ver
miramos lo que queremos mirar
pero no vemos
lo que HAY en realidad
lo que EXISTE en des-realidad
la luz miente
siempre miente
unicamente sin ojos
se encuentra claridad
una nueva calma
sincera
II
no es sólo el mundo de lo físico el que engaña
son los sentimientos, las sensaciones
han sido desde que nacemos:
dirigidas
seleccionadas
etiquetadas
(amar=positivo/dolor=negativo)
(triunfar=bueno/fracasar=malo)
(vivir en sociedad=correcto/aislamiento=incomprensión)
traducidos a todos los idiomas que existieron
y los que existirán
inyectadas como un virus
finalmente consensuadas
(bajo que criterio me pregunto)
la libertad quizás
sea escapar de los consensos
borrar el "nosotros"
arrostrar el "yo"
hasta las últimas consecuencias
III
se los llama “iluminados”
porque se dice vieron la luz
cuando en realidad
supieron abrazar la oscuridad
y la entendieron
IV
no hay más verdad
que todo es cuestionable
porque nada es
1-Si se dice "ayer casi me mato" ¿porque no se dice?: "hoy casi me vivo"
2-¿Porqué se dice? : "tiene las constantes vitales estables", cuando en realidad no son vitalicias
3-¿si dejo de parir entonces muero?
4-Dolorosamente te amaré
niego las mayúsculas
comienzos dicen
nada comienza
todo es consecuencia
respeto algunos puntos y aparte
hay continuidades
soy defensor de las comas
sin pausas todo es confuso
no creo en los puntos finales
nada termina
miré el techo
las paredes
me dije: esto es blanco
después puse un folio sobre otro
elegí el más claro
los comparé con el techo
con las paredes
repetí: esto es blanco
miré de frente a ese del espejo
las canas
eso era blanco
entonces recordé tu mirada
y eso si que era blanco
no tu
el recuerdo
alarmas de todo
alarmas de nada
porque se quemo el patio
pero no ardió la casa
porque ayer pensé en la muerte
ayer
y hoy pienso en mañana
mañana...
si tus dioses fueran los míos
tus cantos y alabanzas no fuesen a glorias desamparadas
yo creería
si tu devoción se arrastrase por los techos de la sangre
por las cenizas de los cuerpos
si me crucificases empedernido
si combatieses mi ateísmo con caricias
entonces
yo te seguiría
Fotografía y video por Maxi Kohan
La memoria de los objetos es el recuerdo del mundo
que está vivo adentro
en su esencia
los espacios vacíos
son dueños
de esas esencias
invisibles
¡cuántos egos hoy reunidos!
bienvenidos a mi casa
no faltó ninguno
¿o si?
el que se esconde siempre
bajo mi almohada
de verte en las penumbras
de estrujarte entre las sábanas
de inventarnos un planeta
de no tener que recordarte
(porque ahora estás)
a todo eso
no puedo decir que no
de enlatarte en las miradas
de compartir nuestra bandera
de derramarte en las asfixias
a todo eso
rotúndamente
tengo que negarme
cómo no confundir el abismo con lo exiguo
la tortura con la vida
los salmones en su río/casa con la lucha
el asesinato de un tiburón con la justicia
hacerse mar en la bañera
crecerse océano en tu cuerpo
llorar con las duchas
navegar en superficie con bucearte hasta lo oculto
y más allá de lo oculto
lo acuático, que es lo inmenso
lo libre
con lo acuoso del ahora
mis ausencias vomitaron realidades
carne deshuesada de inertes espasmos
(y ya sin voluntad)
sacando afuera casi todo
dejando casi nada
noches breves como pinchazos
días largos como muros
limbos afilados
y cuando dejé de vomitar los “todo”
seguí con los “casi”
entonces ya no quedaría nada
sólo mas banquetes
sin postres
ni cucharas
me volví real como un dolor
no tanto como dos
dormía las mañanas
para rezar tu cuerpo por las noches
me abandoné a mediodía
(perdoname)
pero fue para que me encuentres socorrido
aliviado de ventajas
es que no sabía que este laberinto
era como una trampa
Foto: Maxi Kohan para "Hishaela"
cada vida de mis entrañas
reclama otras vidas
que ya no serían las mías
sino partos desahuciados
nos callamos los pasados
alentamos los futuros
y sin olvidadizas memorias
como resbalando
silenciamos los presentes
mencionamos despacito cada momento
susurrándonos
con miedo a despertar
los mounstros compartidos
fueron tantos los pedazos que era imposible remendar
ni dormía ni estaba despierto
ni estar en este, ni a otro mundo se podía dirigir
era imposible naufragar, y era inútil nadar
una caricia de ahogo permanente
sus colores mantenían una esperanza
que entraba por la luz, y salía por la muerte
desestabilizó su imagen, pero no la rompió del todo
se oscureció tanto que sus ojos se quemaron
devoto de dioses se olvidó de los demonios
todas sus frases fueron ya escritas
no quedaba ya imaginar ni una sola letra más
sus versos se vengaron, igual que él los torturó
había delante una salida de infinitos imposibles
ya no luchaba los caminos, peleaba las derrotas
la caída era lenta
amable
una pluma no elige destino en la tormenta
(Nota del autor, o sea yo: esto lo escribí durante un delirius tremens tremendo de vino, ni lo recordaba al día siguiente, de ahi su mediocre calidad, pero... es lo que parieron las botellas, asi que aqui lo dejo)
no te miro a ti, me miro a mi
y siempre cuesta mirarse a uno
es el ejercicio de los ejercicios
¿te has mirado a ti realmente alguna vez?
y no me refiero al espejo, a tu interior, tu alma o tu espíritu
sino a ti
como eres
Hace poco me propusieron un ejercicio sumamente interesante, lo llamaré mejor juego, que es más indicado, consistía en algo sencillo en esencia: pasarse un día mirándote, como si tu fueses el observador y no el sujeto. Mirarte ahora, desde cualquier espacio de la habitación, estas sentado frente a esta pantalla, imagina que mis ojos son tus ojos, ¿de que color es tu ropa hoy? no no, no bajes la mirada, no mires tu ropa, mirarte, ¿como estas sentado? tienes la columna recta o quizás un poco encorvada, ¿y tu pelo?, mirarte por detrás. En este punto del ejercicio me dirás "bueno, pero esto me lo estoy imaginando", si y no, ya volveremos sobre esa cuestión un poco más adelante. Ahora quiero que te mires levantándote por la mañana, pon la cámara en el ángulo de la habitación que prefieras, y mira como te mueves por la habitación, como se ve el beso que le das a tu mujer en la cama, o como te sientas a pensar entre sábanas unos minutos antes de salir de la cama. Te estas vistiendo ahora ¿como te calzas, sentado, de pié? no dejes de mirarte desde fuera, haz que tu mente sólo se concentre en tu sujeto desde afuera, intenta quitar todos los demás pensamientos. Concéntrate en ti. Sales a la calle, ahora el juego es mas interesante, ya no estás solo, los demás en sus coches, o delante de ti en el autobús, no los mires a ellos, ¿que actitud tienes? no se trata de que pienses en como te vean los demás, es como te ves TU, desde fuera, sigue concentrado sólo en eso, y a lo largo del día hablarás con personas, cerraras tratos, rendirás un examen, terminaras tareas, ¿como lo haces? ¿como hablas delante de un cliente, o con un compañero? dime ¿te ves seguro, convincente?... si ya se que es sumamente difícil, seguramente no puedas mantener la concentración en esto más de 1 minuto, y yo te pido un día. Piensa, que cuando llegas a un gimnasio por primera vez no podrás levantar una pesa de 100 Kg, pero si cada día levantas 10, durante 10 días, después serán 20, 30... hasta los 100, y más... ¿y de que sirve? ya ya, ahora voy... primero prométeme que aunque sea ese minuto mañana lo intentarás, cómo hace un momento te viste a través de mis ojos... te pido un minuto nada más ¿jugamos?
Ok, ahora que hemos hecho un pacto te cuento: antes te decía que pensabas que en realidad no te estás mirando, que estas "imaginando", esta palabra ha sido completamente desvirtuada por familia, sociedad, educación, etc... "imaginar" es en definitiva "pensar más allá de lo inmediato", ahora dime ¿podrías estirar la mano y coger un vaso sin pensar antes que lo vas a hacer? no, claro que no, primero "piensas" y después "haces", bueno, lo que yo te he pedido con este juego/ejercicio es que te "hagas" a ti mismo. Mirándote desde fuera proyectas "como" eres, te "desprogramas" de cómo te dijeron que eres, si tu jefe te dice que eres un inútil, si tus padres te dijeron que no servías, si tu novia te dijo que te ves feo con esa camiseta aunque quieras evitarlo YA han introducido en tu conciencia "soy inútil, no sirvo, soy feo", si tu aprendes cada día a mirarte a ti desde fuera programarás tu persona, y tu vida a la imagen y semejanza de todo lo que desees. Y esto lector es ciencia pura, conseguirás al final los 100 Kg, conseguirás ser "exactamente" lo que quieras ser, hacer "exactamente" lo que te propongas, tan sencillo como cojer un vaso.
Yo cuando era niño quería ser astronauta, con el tiempo y los años me dí cuenta que no soy astronauta no porque no estudié ingeniería, o no fui a la NASA, no soy astronauta porque dejé de "imaginarme" siendo astronauta, pregúntale a cualquier astronauta (si tienes la posibilidad claro) si alguna vez, desde que empezó a focalizar su carrera dejó en algún momento de pensarse astronauta, la respuesta es no, nunca.
Quizás no te des cuenta, pero ya con pensar todo esto, y si has llegado hasta aquí leyéndome algo acaba de empezar a cambiar ya. ¿Acaso cuando te "imaginas" escalando montañas o te ves ascendido a jefe o te ves conquistando el chico o la chica que querías no sonríes? ¡claro que si! porque ESO es lo que quieres, y sonríes porque en ese momento TE CONVIERTES en esa persona, que en definitiva no es otro, eres TU.
No se trata de "perseguir" los sueños, más bien de "verte" en esos sueños.
No hay nada de espiritual o metafísico en este juego/ejercicio. Si lo sigues creyendo así es por la "programación" de la que antes hablaba.
Yo te propongo ahora sonreír, y emplear un minuto mañana, dos pasado, y así sucesivamente. Ni siquiera tu mismo podrás creer los cambios que lograrás en tu vida, lo llamarás "suerte" o "milagro", pero mi estimado y paciente lector, lo único que estarás haciendo es reconocer lo infinito de tus posibilidades, y reconociéndolo ya lo has cambiado todo, habrás conseguido "desprogramarte" y ser en definitiva el astronauta de tus pensamientos.
La elección de la foto de este artículo es algo personal, fue una auto-sesión que me hice precisamente como ejercicio, me pregunté ¿como me vería duchándome?, y así empezó todo, ahora quería compartir contigo esta experiencia.
Sólo un minuto en tu vida puede cambiar los millones que te quedan.
¿Sonríes ahora? bien, ves, ya todo cambió.
Ahora me has hecho sonreír a mi también.
Gracias.
escríbeme ruidosamente a través de tus máquinas
créame párrafos enteros y márgenes en blanco
sángrame de tintas
sé mi memoria
haz de cada imagen, de cada letra, algo repetible
memorable
distribúyeme en cada hoja, que será igual una a otra
pero irrepetible para cada uno que abra mis páginas
hazme perfectamente clónico
hazme llegar a todos
a todo
no dejes que me borre en el olvido
déjame ser crónica de vidas, muertes, noticias, relatos y poemas
hazme tipografías de revoluciones clandestinas
no me pienses único
piénsame muchos
repíteme una y otra vez todo lo que cree
para que no lo olvide
para que cuando ya no esté
me sigas imprimiendo
y así nunca
me vaya del todo
allá dónde escondimos los renglones
es dónde aparecieron nuestros verbos
Hoy sentí la muerte pegadita a mi, alrededor de las 10
me despertó la llamada de la urgencia
pude besar la vida alrededor de las 19:00
Y puede volver a entender
tanto
tantas cosas
Pude llorar de nuevo, por amor a la vida
por respeto a la muerte
Frente a mí un hijo aguantaba el llanto, preguntaba a su anciana madre si estaba bien, le acariciaba el pelo con una dulzura que creo yo jamás empleé ni con la mujer que más amé
(si es que supe amar alguna vez, hoy dudo de todo)
ella babeaba, no tenía fuerzas ni para abrir los ojos
seguramente el tampoco acarició a nadie así,
ni siquiera a su madre
había más hijos en esa sala, acudían corriendo al son de la llamada metalico-megafónica de la “media hora de visita”
había más salas
Un hospital es una fábrica de cadáveres
Creo que ví un muerto
de tez amarilla, consumido, inerte
pensé que fue un hombre alguna vez, que habrá llorado lo mismo que yo hoy
y yo no dejaba de mirar a su alrededor, intentando ver donde mierda quedaron
sus sueños, de que carajo le sirvieron las obligaciones que cumplió sin querer cumplir
¿habrá regalado flores alguna vez?
sus amores, sus desamores; me preguntaba si habría visto las puestas de sol
que yo vi, si también amó a una mujer extranjera bajo las estrellas,
o si lo que amó jamás lo amó a él
si sufrió o abrazó la muerte con la valentía del revolucionario ante el pelotón de fusilamiento
o si fue un torturador, y los fantasmas de sus miserias ahora descansan en paz
No vi auras, ni ángeles, ni luces
ni dignidad
me faltó Dios
No había hijos a su alrededor, sólo un suero salino inconsciente de su inutilidad
y yo…
quizás fui su único hijo hoy
Batas blancas con carmines y lápiz de labios, paredes de blanco nuclear,
suelos inmaculados, como si la muerte fuese algo pulcro y oliera a lejía
aséptico engaño
Creo que ví un muerto…
pensé que fue un hombre alguna vez,
que habrá llorado lo mismo que yo hoy
que quizás algún dia escribió en la servilleta del bar de un hospital:
“Hoy sentí la muerte pegadita a mi, alrededor de las 10”
Pude besar la vida alrededor de las 19:00
ya pasaron algunas horas desde entonces
pero para mi seguirán siendo
alrededor de las 19:00
Abuelo
te quiero…
tanto
(escrito el 4 de marzo, 2009)
hoy vas a visitar un altar vacío
dónde la esperanza quedó adormecida en recuerdos
abogando por soledades sin compromisos
ni compromisarios
pecamos pensando inmortalidades
y hasta nuestros dioses
se mutilaron
Oggi non mi sento
vorrei sciogliermi
insieme ad acqua pura
per rendermi conto
un'altra volta
che tutti noi siamo infine
una sola goccia
Recuerdo esa cama enemistada de la vergüenza
recuerdo sabores antiguos de uvas fermentadas
en noches extensibles
intrépidas
Recuerdo novedades estrepitosas a cada aliento nuevo
ajeno
desaprensivo
Recuerdo la sorpresa como alegría
no como incertidumbre
días sin velos
innovadores, revolucionarios
velas de tres llamas
pinceles secándose al sol
las primeras veces de todo
Recuerdo vaginas de suertes olvidadas
de tránsitos imposibles
que declinaban amables
pero se aclaraban tras un sólo beso
recuerdo tu cuerpo
y el tuyo
y el tuyo
Más que sus nombres
recuerdo sus pieles
sus olores tras navegar y naufragar entre sábanas, almohadas
y sudores recíprocos
Te reconoceré por ese lunar en la nalga izquierda antes que por tu pasaporte
por el rizo de pelo que te roza las pestañas, por tu ombligo en forma de espiral
antes que por vacías letras y fonemas que no hacen falta
las palabras ni fueron ni son nuestro lenguaje
Son las lenguas las que conocen más que los idiomas
Recuerdo días en países extranjeros
besando idiomas foráneos
algunos ácidos, otros gélidos, otros de mermelada
pero todos amables
Recuerdo tu recuerdo
y el tuyo…
y el tuyo…
2:54 p. m.
Category: losmundosdek "los mundos de k" blog erotica recuerdos 3diosas kohanart maxikohan
veo infinitos pasos delante de mí
pero los oigo detrás
más allá
yo mismo
que soy los pasos
de más adelante
ese otro yo
ya no escucha
los pasos de atrás
Wu wei (en chino "No Acción"; tradicional: 無為; simplificado: 无为) describe un importante aspecto de la filosofía taoísta en el cual la forma más adecuada de enfrentarse a una situación es no actuar. También significa "sin esfuerzo" y "crecimiento" . El Wu Wei sería, pues, una forma natural de hacer las cosas, sin forzarlas con artificios que desvirtúen su armonía y principio.
12:06 a. m.
Esta mañana olías a libertad
sonabas a himno
de patria compartida
Y recordé todo lo sagrado del mundo
hasta creo que suspiré en arameo
cuando te sentí encima mío
mirándome fijo
moviéndote sufija
Esta mañana olías a libertad
iluminabas mi victoria
sobre patrias consentidas
leía en tu piel
páginas de otras pieles
y besaba toda tu Historia
desde cinco puntos cardinales
Foto por kohanart (mi otro yo)
Había una vez un Rey que no quería ser Rey. Gobernaba con sabiduría, la gente lo amaba, su reinado bajo su corona había sido próspero, nadie odiaba al Rey.
Cuando el peso de sus obligaciones se lo permitía daba largos paseos a caballo por sus bosques, le encantaba perderse entre las montañas, descansar en frente de algún lago, descubrir algún sendero, escribir algún soneto. Especialmente gustaba de observar a los campesinos cuidar sus tierras con las mismas manos con las que él rozaba la suave piel de alguna doncella. Le gustaba enterrar las manos en la tierra húmeda, sentirla y amasarla en su puño, cerrando la mano y dejando resbalar la tierra entre sus dedos. Pero sobre todas las cosas le encantaba el silencio de los bosques, que era un silencio vivo en realidad.
Alejado de la gente, los sabios y las espadas se sentaba en alguna orilla y contemplaba ese encuentro sinuoso entre el viento y el agua, durante horas…
Pero las obligaciones mandaban y el Rey cumplía diligentemente, vio crecer sus territorios a lo largo del tiempo, y cuando no estaba batallando, se hallaba negociando algún acuerdo importante en los confines del reino, o en interminables celebraciones, recepciones y otras maravillas de las que el Rey gustaba a veces, otras se cansaba, pero como era el Rey, debía cumplir.
Amaban al Rey, por su sabiduría, su fortaleza e inteligencia en combate, y su natural sentido de la justicia.
Pero el Rey no quería ser Rey.
Cada invierno, cubierto de pieles y víveres se alejaba a las cuevas, a lo alto de la cordillera que limitaba su reino al norte, y pasaba cuantos días podía cazando, contemplando el lago helado en infinitas calmas, (no dejaba de asombrarse ante la inteligencia del frío, que encajaba sus piezas en el lago con imbatible precisión) y las hogueras eran para el como un hechizo de paz, pues cuantas más horas y tormentas contemplaba el fuego al amparo de alguna cueva, mejor se sentía.
El Rey no podía dejar durante mucho tiempo sus reales obligaciones, con el tiempo le pareció que su reino era como un niño desamparado, incapaz de alimentarse o tomar las decisiones correctas por si mismo, así el Rey se esforzaba por educar a sus súbditos en la sabiduría y la justicia con la paciencia con la que se educa a un niño.
El Rey quería seguir sin ser Rey, sin embargo algo lo obligaba, algo que ni los puñados de tierra húmeda ni las horas frente al fuego solitario podían borrar de su ser: había nacido Rey, y aunque fuese en alguna lejana cueva del norte, moriría Rey, no era su papel el de elegir, sino el de gobernar, aunque cada vez más el Rey entristecía, pues nadie le había preguntado nunca si quería ser Rey.
“Quizás, si tuviera descendencia podría dejar a mi hijo a cargo de el reino”, pensó, pero después se dio cuenta que su hijo gustaría seguramente de atravesar los bosques con su caballo y de amasar la tierra húmeda, así que no sería justo castigar a su propia descendencia con un el peso de semejante responsabilidad vitalicia. Entonces, el Rey decidió nunca conocer el calor de un príncipe de su carne.
Y los años y las barbas crecieron, y el reino se expandió más y más, la gente era aun más feliz y querían más a su Rey, día a día más fuerte, más sabio, más amado. Aun así, el Rey seguía sin querer ser Rey, le gustaba escapar de su castillo, como cada primavera, que permanecía asombrado, con los ojos bien abiertos ante el espectáculo de los colores y las flores que aparecían donde antes había blanca y helada estepa. Nunca entendió, ni quiso saber como tal obra de perfección podía renovarse cada año. Pero debía abandonar los prados y los colores casi todo el tiempo, por la espada y la ley. Su reino al ser cada vez más próspero crecía y crecía, como sus enemigos en fronteras cada vez más amplias, y como las responsabilidades de los tiempos de paz, que no eran pocas.
Pasaron más años y barbas, la mirada del Rey empezó a estar cansada, y a pesar de las victorias, las infinitas noches de celebraciones, doncellas y otras maravillas, el rey gustaba de pisar las hojas secas en otoño, cada crujido de cada hoja bajo sus pies descalzos le producía más placer que cualquier tesoro o conquista, después de haber saboreado el rojo de la sangre de sus enemigos, el del rubor de las tiernas y dispuestas damas, no había otro rojo como el del otoño en sus bosques. Cabalgaba entre los árboles a galope, y por gracia de la velocidad y el movimiento del caballo, los ocres, amarillos y rojos de las hojas se le hacían como el fuego en sus hogeras de invierno, entonces su mirada se iluminaba.
Un día el Rey salió de su castillo veloz con su caballo, y nunca volvió.
Y fue tanto el amor, el coraje y la sabiduría que había inculcado a todos sus súbditos, desde los campesinos hasta los sabios consejeros, que el reino nunca cayó, es más, creció, y ya nunca más fue como un niño.
El reino florecía como las primaveras, ardía como un fuego único en la tormenta ante los ejércitos enemigos, estudiaba y contemplaba su propia sabiduría con la frialdad y perfección con la que el hielo durante los inviernos se encajaba en los lagos helados, renovaba su belleza, su arte, sus cantos y su cultura con la misma belleza con que las hojas del otoño cambiaban, sentía su vida como un puñado de tierra húmeda entre los dedos.
Todo porque una vez hubo un Rey,
que nunca quiso ser Rey.
Un hombre hilaba un hilo, de una delgadez inexistente, nunca visto, hilo a hilo formó un filamento, días tras día, año tras año se convirtieron en cientos de miles de filamentos de hilos, finos, inertes…
Durante años El Domador que todo lo había domado (dicen que incluso bestias no conocidas) había abandonado toda tarea, se decía que nada le quedaba ya por lograr, y que por eso callaba, parecía haber enloquecido, sólo hilaba hilos, los más finos conocidos por el hombre, tan delgados que sólo un gran domador podría domesticar, invisibles nadas que procreaban y parían otros filamentos ya no invisibles, sino casi visibles.
Hilaba hilos, construía filamentos, tejía su presente día a día, año tras año, y siempre miraba el cielo y sonreía, como si algo lo esperara, nadie comprendía, dejaban al viejo loco encargarse de la tarea que tan feliz parecía hacerle, hilar, hilar, hilar, sonreir y mirar el cielo.
Las hazañas del domador habían dado la vuelta al mundo, de todos los rincones acudían a visitarlo, jóvenes aprendices y experimentados cazadores querían aprender, pero el no hablaba, sólo miraba el cielo y sonreía como cuando un río habitualmente seco desborda de rico oro, hablaban por él sus hijos, sus amigos, narraban las proezas de las bestias y seres domados en su vida: que si los tigres rojizos que habitan en las copas de los árboles, que si los mastodónticos elefantes trepadores, que si las aves gigantes marinas, o cuando estuvo a punto de morir charlando con una hiena asesina del desierto durante ocho días seguidos y al final consiguió domarla tan sólo con su palabra.
Hilaba hilos, construía filamentos, miraba al cielo y sonreía.
Un día el domador desapareció. Una nube se lo llevó, se lo vio luchar arrastrado por la única red que podía atrapar una nube, hecha de millones y millones de hilos tan finos como lo invisible, tan etéreos como el aire, se sabe con certeza que sonreía.
Nunca se supo si el domador consiguió amaestrar las nubes pero cada vez que una tormenta amaina se le ve a lo lejos, como una visión, quien sabe si arrastrado o arrastrando las nubes lejos, controlando lo incontrolable, sonriendo...
fundemos un Ministerio de la Alegría
construyamos pájaros azules
y manta-rayas fosforescentes
desahuciemos los gritos
no alarmemos los llantos
distendamos las amarguras
cobijemos las carcajadas
y afilemos un pedacito de alma
cada día
Hoy me pinto de guerrilla
dispongo mis fusiles
preparo los errores como armas
los lamentos como balas
y construyo de des-memorias los morteros
las granadas
llamo a filas a los soldados de mis rabias
para que si yo caigo otro lo intente
esas rabias que son infinitas
como mis fuegos
Y me llaman General
porque saben que hoy liquidaré al tirano
o moriré intentándolo
y no existirá jamás una tumba tan viva
Niego la muerte
enterrado en torturas
en lo inconfeso
en lo inaccesible del exilio
no seré ya más convicto de derrotas
Me espera el desembarco
y mientras veo la cercana orilla
sin luna pero clara
y pintado de noche
afilo los cuchillos
enveneno de lágrimas los dardos
vomito esperanzas
y me envuelve la calma del punto de no retorno
ahora soy
todas las guerrillas
Y me llaman General
porque mis manos no tiemblan
porque respiro el humo y la metralla
como manjares de Olimpos
porque ayer desayuné la carne de un traidor
y su sangre me supo a miel
porque mis músculos no están en mis brazos, ni en mis hombros
sino en mi corazón
en lo férreo
en mi convicción
Y será una victoria si tan sólo consigo que un tirano
alguna vez, en algún lugar
mire frente a frente mis fuegos
y los de mis caídos
y tiemble
ante mí
pintado de guerrilla
de diosas pasadas
de matriarcales sociedades
de eras de deidades
de madres de mundos
de mundos sin madre
1:33 p. m.
Category: kohanart maxikohan andrearaya poema colaboracion parto
En esta primera entrada quiero agradecer a las personas que me apoyaron a escribir, y en consecuencia a abrir este nuevo espacio hoy, especialmente a mi hermano Tafa-Fal y EvaSion.
Este blog es un desahogo, personal, una necesidad de vomitar las flores y alfileres que tengo dentro, todo el mundo es bienvenido a criticar, opinar, hacer crecer, destruir o sólo mirar.
Disculpen si no les agrado,
tampoco es mi intención.
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