Recuerdo esa cama enemistada de la vergüenza
recuerdo sabores antiguos de uvas fermentadas
en noches extensibles
intrépidas
Recuerdo novedades estrepitosas a cada aliento nuevo
ajeno
desaprensivo
Recuerdo la sorpresa como alegría
no como incertidumbre
días sin velos
innovadores, revolucionarios
velas de tres llamas
pinceles secándose al sol
las primeras veces de todo
Recuerdo vaginas de suertes olvidadas
de tránsitos imposibles
que declinaban amables
pero se aclaraban tras un sólo beso
recuerdo tu cuerpo
y el tuyo
y el tuyo
Más que sus nombres
recuerdo sus pieles
sus olores tras navegar y naufragar entre sábanas, almohadas
y sudores recíprocos
Te reconoceré por ese lunar en la nalga izquierda antes que por tu pasaporte
por el rizo de pelo que te roza las pestañas, por tu ombligo en forma de espiral
antes que por vacías letras y fonemas que no hacen falta
las palabras ni fueron ni son nuestro lenguaje
Son las lenguas las que conocen más que los idiomas
Recuerdo días en países extranjeros
besando idiomas foráneos
algunos ácidos, otros gélidos, otros de mermelada
pero todos amables
Recuerdo tu recuerdo
y el tuyo…
y el tuyo…
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